Celebro que existan los blogs aunque no tanto los bloggers. No sé. Me da le impresión de que con el paso del tiempo fueron perdiendo si inventiva, al punto de convertirse en aburridos jueces omnipresentes de la realidad. Tal vez sea la necesidad de persuadir a su auditorio; o tal vez estén acusando cierta falta de legitimación, pero hay algo que los esta arrastrando progresivamente hacia la neurosis colectiva on-line. Quizá andan un poco aturdidos con todo el laberinto que se ha armado alrededor de ellos. Porque no hay que ser mezquinos: los bloggers todavía son una novedad; administran y canalizan información camuflada, atractiva; y muchos invierten sus inquietudes privadas como pretexto para formar comunidades. Hasta ahí todo bien.
El problema es que, de la noche a la mañana muchos bloggers (o bloguers, o blogers, o blogueros no se ni como se escribe) empezaron a tomar demasiado en serio su simulado papel de fiscalizadores de todo lo que existe. Ahora se han agrandado, se sobre estiman. Ladran, sermonean, concluyen, pontifican. Se retan entre ellos, miden el alcance de su pretendida irreverencia, comparan el diámetro de su ombligo y se abrazan con interactivo cinismo. Pero no dejan de ser chistosos. Simulando una confraternidad que no les nace, organizan eventos en favor de ellos mismos, masajeando desproporcionadamente su autoestima. Y lo mas feo: permiten que en sus vidas haya lugar para esa horrible combustión que produce el ego cuando se le suma la envidia.
No me gustan los bloggers porque son regularmente patéticos: se obsesionan con la cantidad de lectores que lo visitan (y sobre todo con los que no los visitan) y con el numero de comentarios que (no) les dejan. En eso se les va la vida. Pueden cortarles la luz y el agua; en sus casas puede faltar el acceso telefónico; pero si les quitan la conexión a Internet, morirían de inanición: los mataría la invisibilidad, esa de la que intentan torpemente escapar con cada post deslenguado y cascarrabias.
Me caen mal cuando de ponen a establecer rankings y estadísticas para ver quien es el el blogger mas leído de todos; pero me caen peor cuando se sabotean unos a otros insultándose desde el canalla zanjón del anonimato. Hasta en una olla llena de grillos, es mas, hasta en un balde repleto de cangrejos, la convivencia entre las especies es mas llevadera.
Definitivamente todo era mas estimulante cuando los bloggers posteaban por el puro gusto de hacerlo, casi sin darse cuenta de cuan original era la propuesta que tenían entre manos. Bastó que algunos medios les reventaran cohetecillos para que se corrompiera el espíritu solitario y desfachatado que los produjo. Ahora se creen estrellas de la web, lideres de opinión, revolucionarios de una aparente causa digital que solo existe en su ciberespacio mental.
¿Si yo también me veo así? Pues supongo que no puedo correrle del todo a esos efectos colaterales. En todo caso, la única manera que encuentro de contrarrestarlos es asumiéndome como un sujeto sin importancia que, entre las muchas cosas que hace para sobrevivir con dignidad, escribe un blog con la misma prosaica naturalidad con la que un plomero se tira al suelo para cambiar una tubería.*
Nota: Este texto fue obtenido de la revista ETIQUETA NEGRA numero 63, es una diatriba escrita por Renato Cisneros.
Ahora me pareció un articulo realmente interesante y pues por ello lo decidí que fuera mi primer post dentro de mi blog, que parece a decir verdad, bastante antagónico incursionar en estos terrenos después de leer el articulo, pero pues es un proyecto que tenia en mente rondandome desde hace mucho y pos como todo en mi vida, empezó con una contradicción… bienvenidos al mi mundo.